jueves, 23 de mayo de 2013





-¿Está esperando a alguien señorita? 


-Sí pero siéntese tranquilo, no creo que hoy aparezca. 


-No desista, ¿a quién espera? 


-Espero a mi alegría de verano. 


-Ah, comprendo.

Teorías absurdas I

Luego está esa gente que afirma sinceramente, señalando sus largas sonrisas, estar fabricada de suerte. Al menos en los días que la mar está en calma. En los domingos a las 09:00 de la mañana, cuando el tráfico no es tan visible; en los días que llegas el primero a la ducha y puedes remolonear dentro del agua caliente.

Al menos en esos días dicen pertenecer, de alguna manera, a la suerte. Oye, al menos la conocen ¡Qué suerte!

miércoles, 15 de mayo de 2013

I miss you.

Duele más que cualquier olvido,
y por eso no lo digo,
por eso, y por tanto, 
te lo escribo.

Sobre la encimera,
sobre cualquier noche en vela.

I miss you.

A veces a lápiz otras a tinta.

I MISS YOU.

Cuanto más alto, más en silencio te escribo.

I miss you.

Sh! Nadie pretende que enloquezcas.
Bajo el volumen de mis palabras.
Algunas a lápiz otras a tinta,
por eso no lo digo,
por eso, y por más, 
te lo escribo.




domingo, 12 de mayo de 2013

Ojalá todos un poco Peter Pan



¿Y si Peter Pan no fuese el único que no quiere crecer?
Los enamorados somos niños adultos.
Madurar significa que todo muere.
Tarde o temprano.
Nuestro amor morirá, tarde o temprano.
Morirá.
Ojalá todos un poco Peter Pan.
Ojalá los enamorados fuesen los amantes infinitos.
Ojalá.

250ml de agua


Cada día estoy más segura de que no pude salvarme de aquel vaso de agua.
Un vaso de agua que veía medio lleno,
Con unos 250ml de agua.
Tú lo veías tan vacío desde tus ideas.
Me dejaste de mirar, de vigilar;
Era imposible que mi sonrisa fuese a morir esa misma tarde.
Imposible sí, pero nadie dijo improbable.
Y así fue. Murió.
Desapareció.
No la volviste a ver, ni a tocar.
Se ahogó entre 250ml.
Morí.


-Esta señorita murió por falta de oxígeno,
tiene los pulmones encharcados, llenos de agua.
-Pero eso, eso no es posible doctor.
Ese vaso estaba vacío.


Vacío.
Sí, estaba vacío aquel vaso de cristal que tenía delante.
Ese cristal por el que te pude observar sin que nadie se diese cuenta.
Ni si quiera tú.
Esa tarde estabas muy guapo, muy feliz, sin mí.
Demasiado.
Sin mí.
Y claro, me dio por escuchar a mis pájaros.
Por cerrar los ojos y echar un ojo a nuestros recuerdos.
Nuestros recuerdos,
ya más míos que tuyos.
(Qué cierto, y como dolía que así fuese.)
Y claro, empezaron a sumarse las lágrimas en mi mente.
Empecé a llorar por dentro un poco más fuerte.
A llorar un poco como nunca.
Y me ahogué.
Dejé de suspirar, dejé de sentirme húmeda.
Por un momento pensé que había gastado mis lágrimas,
y que ahora, no me quedaría más que sonreír.
Pero no.
Resulta que mi sonrisa también se ahogó.
La encontré en mis pulmones desteñida por el agua.
Arrugada.
Por las lágrimas.
Por habérmelas guardado tan adentro, tan para mí.
Cuando en realidad eran más tuyas que mías

miércoles, 1 de mayo de 2013


Dígame humilde mujer,
a qué flores puedo llorar esta noche su ausencia,
mientras desfloro mi miedo.
Si todas aquellas que conozco están cerradas.
Dormidas como dirían los niños.

No me mire a mí caballero,
yo nunca supe confiar en el amor de una flor.
Nunca supe diferenciar el aroma
de un narciso vivo del de uno arrancado.
Muerto, como dirían los niños.