Esa misma mañana lejos del mar. Una gran ola cae. Una de
esas olas tan fuertes y rápidas que no te dejan tiempo suficiente para escapar y
terminas empapado, de arriba a abajo. Tal y como ocurre con el pasado. Por un
momento vuelve, sin el menor aviso, aunque estuviese tan profundamente dormido
como la bella durmiente. Lo que ocurre es que sin desearlo el maldito príncipe
la despertó en el peor de los momentos.
Al
mojarnos, nuestro pequeño navío ha quedado atrapado. Parece como si no quisiese
huir de esos antiguos recuerdos tan dolorosos que nos afectan de una manera
inesperada. Intentas con todas tus fuerzas escapar. Pero no es posible. Ahora
no. Otra gran ola te alcanza, otro odioso y a la vez fantástico recuerdo se cuela en tu mente.
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