sábado, 15 de diciembre de 2012

Confiando en mi sombra

Me terminé por beber aquel garrafón de errores hipotéticos que alguien escribió para mi. Por mi. Terminé saludando a mi sombra debajo de aquella farola, ya oscura.

No tenía mucho que contarme, salvo el recuerdo de varios viejos encuentros. Le conté que desde entonces había cambiado; tanto yo, como mi mundo. Ella no me creía y sabía que su silencio me hería. Me conocía bien. Demasiado bien. Y sin embargo, para mi ella no era más que una conocida que saludaba a diario. No sabía absolutamente nada de su vida, de su existencia.

martes, 4 de diciembre de 2012

Tal vez con suerte

Así fue como decidió huir, sentir y escapar.
Decidió girar su suerte treinta grados norte,
hacía las tormentas y chaparrones
de un Diciembre indiferente. 

Se aventuró a volar, a volar alto, entre una nada y un algo aún ausente.
Vivía con ganas de un tal vez con suerte, 
sobreviviendo a las desconocidas ciudades que nada le otorgaban. 
Ciudades frías de densa niebla agridulce. 

Llamando al miedo prosperó su porvenir. 
No dudó al entrometerse en los asuntos de la fortuna.
Confiando en el tal vez con suerte, aniquiló al mal porvenir.
Cesó la tempestad, y el orgullo se rindió.
Así fue como aprendió a sonreír en mitad de la tempestad.




domingo, 2 de diciembre de 2012

Derramando perdón

La complejidad de las palabras pronunciadas taladraban mis ganas de comprender, de perdonar. Esos ojos llorosos no tenían tanto que decir como el escozor que sentían los míos. Ojos marchitos por actos incompletos. Sonrisas que volaron a la Luna regalada. Sonrisas que no supieron volver a casa. Sonrisas abandonadas entre las estrellas. Sonrisas robadas, borradas; por palabras necias escuchadas por oídos ilusionados.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Somos un puñado de números aleatorios recorriendo el mundo


                No somos más que números aleatorios que se modifican infinitas veces en vida. Somos horas, segundos, días, posesiones, un listado, una velocidad, el primer trofeo de alguien y el doceavo juguete de otro alguien. Somos las 5 de la tarde de ese alguien; mientras esperamos a nuestra madrugada. A nuestro número 1. No hay nada como ser el 14 de febrero de alguien. Mostrar que somos las 12 uvas que come tras cada sueño cumplido. Ser el ruidoso despertador de una vida monótona, que suena de golpe dentro de su cabeza y no sabe si somos reales o somos otro millón de sueños que no recordará al despertar. 

Estrella fugaz


Era ya tarde, las tiendas habían cerrado y las farolas alumbraban el sendero. Él sin embargo, caminaba sin rumbo por las calles peatonales de la zona del parque. Camino durante un rato sin saber muy bien lo que andaba buscando por la zona. Sentía como si se le hubiese olvidado  algo, algo importante. Estaba dispuesto a pasar toda la noche caminando hasta que encontrara ese algo que le devolviese la tranquilidad de cada noche. Pero nada, ni rastro. Cada vez le resultaba más complicado mantener sus ojos abiertos. Estaba cansado, exhausto. Mario decidió descansar sentado al regazo del gran árbol. No sabía donde se encontraba pero era demasiado valiente como para admitir que sus tembleques no eran por la fría noche. Fue entonces cuando avistó aquella estrella fugaz tan luminosa y bella. Rápidamente recordó lo que, una vez, su abuelo le contó:

"-Camine sin sentido la mitad de mi vida, en busca de algo que no sabía lo que era hasta que una noche tu hermosa abuela me sonrío. Ella fue mi estrella caída del cielo".

Mario rápidamente se levantó, se sacudió el pantalón y apresuró su paso. Trató, con gran deseo, llegar hasta aquella estrella fugaz. Sólo le dio tiempo a dar tres cortos pasos hasta que la estrella fugaz desapareció entre la profundidad de la noche azulada. El niño lloró y lloró. Pedía a la estrella entre lágrimas que volviese a aparecer. Que por favor fuese su guía como su abuela fue para su abuelo. Que sin ella no sabría ni volver a casa. Puede que tan sólo tuviese 7 años pero estaba seguro de que ella sería su guía, sabía con franqueza que la conseguiría costase lo que costase. Esa estrella algún día sería suya. 


Fotografía encontrada en Google