domingo, 19 de agosto de 2012

Un capítulo que nunca terminará


Pero ahora, nada es así Mario ya no sonríe. Lo más mínimo. Todo se le tuerce. Su vida está llena de soledad. Los colores se han hecho uno creando el color de la fría y triste oscuridad. Negro. No existe otro color. Desde aquel día que su fantástica vida se hundió. Nunca antes había saboreado el fruto que da la traición. Y por si todo esto fuese poco, esta mañana, aquella cicatriz de amor se ha vuelto a abrir, la sangre a comenzado a caer.

                Dándose cuenta que no tiene ni tiempo ni ganas de ordenar aquella leonera. Sale a la calle ya duchado. Huele a champú. Fantástico olor. No le gusta estar mucho tiempo en casa encerrado. Distraído continúa caminando sin rumbo por la ciudad. Esa preciosa ciudad la cual le regalo miles de inolvidables recuerdos.

               -Espero que hoy me regales unos cuantos más

Piensa para sí mismo, aunque no está muy seguro si solo lo ha pensado o lo ha dicho en voz baja. Qué más da. Sin embargo se gira rápidamente para ver la reacción de la gente con la que se ha cruzado. Nada, todo es normal. Todos siguen con sus enredadas vidas.  Si me hubiese escuchado alguien tampoco me hubiese importado la verdad, que más me da. Ya no me importa lo que la gente diga o deje de decir de mí. He cambiado. Pero ¿he cambiado en el buen sentido o en el malo? Supongo que en el bueno. Porque me doy cuenta de los fallos que cometí y me arrepiento

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