viernes, 2 de noviembre de 2012

Dirás, diremos y dirán

Abrimos nuestro paraguas en días de lluvia cerrando nuestro apetito de un portazo. Que hoy no nos apetece jugar; que la diversión no nos va. Que los días de utopía hace horas que se secaron. Que mis pies están fríos de la rutina.Que la monotonía se ha comido nuestras sonrisas.

Sigo llenando mi libreta de palabras que nadie quiere, de sentimientos desperdiciados. 


Me invento historias a las que les falta un rostro. Me escondo entre miles de  sinónimos sin sentido que pronuncian falsas situaciones con las que te sientes identificado una vez más. Comienzas por mirar de reojo y sin darte cuenta te encuentras absorto en aquella historia, avanzas y avanzas, página a página. La miras con los ojos llorosos, abiertos de par en par. Dirás, diremos y dirán que no tenía nada que perder hasta que comenzó a arriesgar lo que no debía, que fue su subconsciente quien pedaleo a toda velocidad por aquella carretera, que llovía demasiado y que se dejo su impermeable en casa. Que se mojó y pilló un constipado de esos que duran todo un mes. Que el malestar no la abandono en ningún momento, pero que todo eso se lo buscó ella sola que pudo haberse quedado en casa tranquila. Que pudo haber dejado las tonterías a un lado. Y que así, todo estaría bien. Que cada mañana disfrutaría de aquel  aroma a café recién hecho. Que sus sonrisas brillarían. Que ahora todo lo vería de otra manera. Que cada día sería un día más y que nadie conseguiría robarle esa blanca sonrisa. Pero debes entender que fue ella quien decidió arriesgarse, que no tubo sentido correr tras él pero fue lo que su sonrisa necesitaba. Aunque ahora se sienta mal, aunque ahora se arrepienta, aunque ahora no se sienta conforme con su elección. Fue lo que ella quiso; quiso inventar una historia de dos, con él de protagonista, ignorando que todo se trataba de una ilusión en alta definición.

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