El problema no estaba en su falta de belleza, ella era hermosa como la que más.
Cada poro y cada cicatriz hacían de ella sonrisas dulces.
Que va, el problema estaba en su interior en sus ganas de él, esas que nunca le volverían a dedicar. Anualmente caía en la cuenta de lo demasiado que le sentía y lo lejos que le tenía.
Era cierto, nunca hubo un "ellos" que hubiese podido pronunciar a los siete mundos.
Nunca existieron madrugadas pensando en su próxima cita.
Nunca existieron noches en vela que pasaron mirándose a los ojos, ojos de dulces besos.
Nunca la recogió en brazos en aquel día catastrófico.
Nunca hubo nada.
Apenas nada. En cambio, para ella fue tanto.
Él es tanto, que no le caben las ganas en la boca.
Esas ganas amordazadas entre cuatro capas de ropa en este invierno tan frío.
Un invierno que se pasa de frío este año.
Un invierno que no sabe tratarla.
Un invierno que no sabe nada.
Como él que ignora o como ella que tanto calla.
Pero, ¿qué se supone que debe decir? ¿Qué no debe callar?
Las palabras están ahí, a vista de todos. Desnudas y directas.
martes, 29 de enero de 2013
jueves, 24 de enero de 2013
Antes de nada léeme
Antes de seguir llorando sécate las lágrimas.
Antes de seguir tropezando cámbiate de zapatos.
Antes de soñar imagina las posibles pesadillas.
Antes de lanzarte al vacío, antes de quedarte sin nada,
mírame a los ojos y dime que eso es lo que quieres.
Que la realidad apesta y que ella te hace feliz,
que será así como tu sonrisa vuelva para iluminar la noche y el día.
Que así volveré a escuchar tus carcajas;
carcajadas que me desangraran el alma;
a balazos, a apuñaladas.
Sonrisas que me harán llorar.
Dime al menos,antes de nada, que sabes lo que haces.
Dime al menos que te has parado a pensar en mi norte.
En mi norte nevado y en mi caluroso sur.
Que has soñado con mi boca en tu nuca
y no has sentido nada.
Dime al menos, que antes de irte, antes de nada me leerás de corazón.
Antes de seguir tropezando cámbiate de zapatos.
Antes de soñar imagina las posibles pesadillas.
Antes de lanzarte al vacío, antes de quedarte sin nada,
mírame a los ojos y dime que eso es lo que quieres.
Que la realidad apesta y que ella te hace feliz,
que será así como tu sonrisa vuelva para iluminar la noche y el día.
Que así volveré a escuchar tus carcajas;
carcajadas que me desangraran el alma;
a balazos, a apuñaladas.
Sonrisas que me harán llorar.
Dime al menos,antes de nada, que sabes lo que haces.
Dime al menos que te has parado a pensar en mi norte.
En mi norte nevado y en mi caluroso sur.
Que has soñado con mi boca en tu nuca
y no has sentido nada.
Dime al menos, que antes de irte, antes de nada me leerás de corazón.
Recuerdos suicidas.
Esta noche maquillaré mis ojos de oscuridad,
para que así, entre sombra y sombra no los veas llorar.
Subiré la cremallera de aquel vestido que tanto calló en su día. Callando así lo que podría haber continuado bajando aquella tarde de imprevistos besos y caricias.
He echado de menos todos los recuerdos que dedicaba cada noche pensando en ti. "En ti" ronroneando a mi almohada, mientras yo sonrío y tu mano recorre mi cuerpo por cada cicatriz que hace varios errores peñizcaste; queriendo sin querer, y viceversa.
No soportaré volver a los centímetros que nos pedían un beso en los labios, pasando por alto los dos reglamentarios de la cara.
domingo, 20 de enero de 2013
¿Qué tal?
Te podría decir que genial,
que todo sucede según lo previsto,
que el mundo gira siguiendo su órbita.
Te podría cantar lo alegre que me he despertado,
te podría enseñar el perfecto sueño que mantuve esta espesa noche junto a tu piel.
Te podría iluminar el día,
diciendo lo viva que sigo
sin ti.
Te podría decir que sigo temblando
al ver tu nombre marcado en mi pantalla.
Te podría decir que las pocas palabras diarias que intercambiamos
las guardo dentro de mi tarro de esperanzas.
Te podría decir que te olvidé y que hoy día sonrío como nunca.
Pero todo eso no sería más que mentir, molestar o fastidiarla.
Por ello, resulta menos arriesgado y fácil un "bien, ¿y tú, qué tal lo llevas?".
Lo que duele, es ver que hayamos vuelto a llegar al punto en el que finaliza nuestra conversación de hoy.
Habrá que decir hasta mañana a mis ganas de hablar contigo, cerrando así mis esperanzas.
que todo sucede según lo previsto,
que el mundo gira siguiendo su órbita.
Te podría cantar lo alegre que me he despertado,
te podría enseñar el perfecto sueño que mantuve esta espesa noche junto a tu piel.
Te podría iluminar el día,
diciendo lo viva que sigo
sin ti.
Te podría decir que sigo temblando
al ver tu nombre marcado en mi pantalla.
Te podría decir que las pocas palabras diarias que intercambiamos
las guardo dentro de mi tarro de esperanzas.
Te podría decir que te olvidé y que hoy día sonrío como nunca.
Pero todo eso no sería más que mentir, molestar o fastidiarla.
Por ello, resulta menos arriesgado y fácil un "bien, ¿y tú, qué tal lo llevas?".
Lo que duele, es ver que hayamos vuelto a llegar al punto en el que finaliza nuestra conversación de hoy.
Habrá que decir hasta mañana a mis ganas de hablar contigo, cerrando así mis esperanzas.
sábado, 19 de enero de 2013
Apenas con diecinueve.
Felicito tus “te quiero”,
tus sueños junto con tus ganas.
Aunque aún no conozcas tus
manías,
aunque solo seas clara a veces,
te felicito en tu día.
Aunque no te vea siempre,
te felicito en tu día.
Porque un día como hoy,
nublado y alterado,
tal vez te encuentre rozando
el infinito;
ese que esbozará una gran sonrisa
ante tu llegada a la meta.
Aunque tengas tantas dudas
como emociones en tu mesa,
puedo contemplar lo grande que
tal vez llegues a ser;
¿sabes? Puede que nos sobre algún
tal vez
con apenas diecinueve.
domingo, 13 de enero de 2013
Sintiendo sin sentir.
Creo que estas loca, tarada;
fuera de lo normal,
esquiva de la realidad.
Creo que no eres tú;
no fuiste tú.
Fueron tus ganas,
tus imágenes rediseñadas,
las que tomaron rumbo hacía la locura.
Fueron tus deseos de besar.
Tus ganas de dejar de sentir;
proporcionales a las ganas de seguir sintiendo.
Fueron tus luchas nocturnas,
tus ojeras,
las que me llamaron sintiendo;
sin sentir.
fuera de lo normal,
esquiva de la realidad.
Creo que no eres tú;
no fuiste tú.
Fueron tus ganas,
tus imágenes rediseñadas,
las que tomaron rumbo hacía la locura.
Fueron tus deseos de besar.
Tus ganas de dejar de sentir;
proporcionales a las ganas de seguir sintiendo.
Fueron tus luchas nocturnas,
tus ojeras,
las que me llamaron sintiendo;
sin sentir.
sábado, 12 de enero de 2013
Mi vaso rebosante de tristeza
Tal vez, lo que realmente me apuñaló
no fue el arma,
si no el alma.
Tal vez, las heridas fueron formadas
por todas las hipócritas respuestas
que un día conteste acordemente,
a regañadientes.
Tal vez, mi engaño fue una breve interpretación
de mi exagerado comportamiento ante ti.
Tal vez, ni tus labios,
ni tus palabras naufragaron estos días
por las migajas de mis alegrías.
Tal vez, ni ellas ni yo nos suplicabamos clemencia.
no fue el arma,
si no el alma.
Tal vez, las heridas fueron formadas
por todas las hipócritas respuestas
que un día conteste acordemente,
a regañadientes.
Tal vez, mi engaño fue una breve interpretación
de mi exagerado comportamiento ante ti.
Tal vez, ni tus labios,
ni tus palabras naufragaron estos días
por las migajas de mis alegrías.
Tal vez, ni ellas ni yo nos suplicabamos clemencia.
viernes, 11 de enero de 2013
Un pasado jugando a ser presente sonsacando un futuro.
Si es cierto lo que dicen por ahí.
Si es verdadero esto que mis mofletes sienten.
Si ellos pasasen menos tiempo con él.
Todo sería diferente.
Mis mofletes sonreirían.
La amargura saldría de copas con la soledad.
Si es cierto lo que dicen por ahí.
Que la quieres más a ella que a mí,
que aunque sea yo la niña de tus ojos
miras al otro extremo de la calle
para cruzarte con sus ojos;
sus ojos marchitos de desazón,
cansados de una rutina imprudente.
Si es cierto lo que dicen por ahí.
Tal vez algún día te des cuenta
de cuánto te anhelé;
te anhelé y te anhelo.
Si es verdadero esto que mis mofletes sienten.
Si ellos pasasen menos tiempo con él.
Todo sería diferente.
Mis mofletes sonreirían.
La amargura saldría de copas con la soledad.
Si es cierto lo que dicen por ahí.
Que la quieres más a ella que a mí,
que aunque sea yo la niña de tus ojos
miras al otro extremo de la calle
para cruzarte con sus ojos;
sus ojos marchitos de desazón,
cansados de una rutina imprudente.
Si es cierto lo que dicen por ahí.
Tal vez algún día te des cuenta
de cuánto te anhelé;
te anhelé y te anhelo.
jueves, 10 de enero de 2013
Tú
Serás aquel que deje de nombrar en mis palabras.
En mis viajes a la ausencia de la necesidad.
Serás aquel que un día estuvo aquí,
a mi lado,
sujetando fuerte mi mano.
Serás el pasado que mal viví.
En mis viajes a la ausencia de la necesidad.
Serás aquel que un día estuvo aquí,
a mi lado,
sujetando fuerte mi mano.
Serás el pasado que mal viví.
domingo, 6 de enero de 2013
Nosotros los de entonces ya no somos los mismos.
Ya no le quiero, es cierto, pero cuánto le quise.
Tal vez alguna vez hayas sentido ese temblor dentro de
ti. Ese conjunto de tambores y trompetas sonando en ti. Temblando como si de
una descarga eléctrica se tratase, como si te fuesen a pegar la paliza de tu
vida. Destruyéndote por dentro; expulsando miles de suspiros a toda prisa, sin
parar. Sin tranquilizarte.
Tal vez hayas pasado de aquellas comidas porque no
fuiste capaz de desenredar el nudo de tu garganta. Tal vez, y solo tal vez,
sepas lo que se sienta al no querer salir de la cama. No salir a la realidad,
quedarte allí hasta que el tiempo actué en tu corazón dejando todo de lado. Sin
embargo, ni el tiempo es milagroso ni tus sentimientos se borraran pulsando
“escape”.
Lo único que ocurrirá; lo único que me ocurrió, fue que
terminé perdiéndome yo misma. Me terminé olvidando de mi sonrisa, de mi risa y
mis ganas de ser yo misma, de quererme y mimarme cada mañana con una buena
ducha de agua caliente, con una buena dosis de café.
Los temblores eran testigos directos de un amor atroz.
Un amor insostenible, un amor que terminaría con mis ganas de ser yo. Y así
fue, aunque parezca dramático. Tiré a la basura meses de mi vida. La montaña de
apuntes cada vez era más y más alta. No sabía qué hacer, como terminar con
aquella sensación de una nada aún presente.
Mi mente jugaba con mi corazón a intercambiar
esperanzas por recuerdos. Me llegué a dormir planeando miles de paseos
nocturnos; miles de desayunos con aroma a ti, a tu piel. Ciertamente me
avergüenzo y mucho de mi comportamiento. Pero supongo que el amor es así de
extremista.
Nunca nos dejará pegar ojo, ni comer, ni dejar de
soñar, de imaginar con un presente, futuro o lo que toque. Debo hacerte saber
que si nunca has llegado a sentir este estruendo en el interior de tu pecho
nunca me llegarás a comprender aunque lo intentes. Ya que, nunca habrás estado
realmente enamorado.
Y sí, tengo suerte. Yo estuve enamorada de alguien de
preciosa sonrisa.
Sin hablar del resto de sus defectos. Resulta que
cuando caes en picado en brazos del amor no solo te llaman la atención sus
bonitos ojos color café. Ni su perfume de marca. Para nada, todo lo contrario.
Amas sus tardancias, sus impuntualidades; las mismas que hacen que tus pies se
congelen de frío, entre la lluvia, esperando en aquella esquina de la séptima
avenida. O sus días solitarios en los que aunque le escribas un millón de
mensajes no te contestará.
Esas cosas, los defectos. Es lo que hace verdadero el
amor.
Si amas sus defectos, estás perdido; estás cayendo en
picado.
Pero como nada dura para siempre, esto también se
terminó esfumando. Caducando de alguna manera. Y ya, ya no están ni las ganas
de escribir ni de pensar en él.
Aunque podría haber sido una bonita historia de amor.
De amor puro y duro.
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