Y qué
sabré yo de ti.
Y qué
sabrán ellos.
Que
sabrán ellos de ti,
De tu
sonrisa mañanera,
De tus
cuatro pelos rebeldes
Que gritan
libertad por encima de los demás.
Que
sabrán ellos del fin del mundo,
Si no te
ven como yo te veo,
Infinito.
Capaz de
todo, sin apetito de nada.
Un día
de estos te comerás el mundo
y dejaré
de existir.
Dejaremos
de ser, por falta de apetito.
Quedándome
con tu saliva en mis labios.
Me
morderé el labio, triste mirando como
bombardeas
mi alma.
Destruyendo
el mundo a bocados.
Trayendo
destrucción y amargura.
Visitando
a ausencia sin ti.
Seré
lluvia cada semana
para tocarte
y mojarte.
Para
encenderte.
Encontrarte descalzo
Sin mis
pies bailando en los tuyos.
Porque
bailar se nos daba bien,
si bailábamos
amarrados,
al son
de un ‘te quiero’ erótico.
En mitad
de la Gran Vía, saludando
a cualquier
cotilla enamorado.
Enamorado
de quién me dirás,
de ti
por supuesto.
De tus
caminos y tus andares
del cuarenta
y cinco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario