Dicen
que la vieja loca del tercero,
es una
monja que supo encontrar su fé en la cuarta esquina de la avenida.
Dicen
que se levantaba la sotana hasta hacer visible su teta blanca;
por solo
un ‘ave maría hazme tuyo’.
Por
sólo, un Marco Polo con intención de cruzar algo más que su estrecho mar.
Dicen
que ella solo buscaba algo por lo que sonreír.
Y de
paso, unos cuantos labios que la hiciesen llegar al cielo.
Llevaba
su lencería más fina, bajo cuatro pesados manteles.
Malgastaba
su estilo pisando sobre unos 17 centímetros baratos,
Que por
cierto no le pertenecían.
Ni los
tacones ni su vida eran suyos.
Pero qué
más da eso ahora.
Si pudo
resbalar por sus pantalones cada mes.
Un regalo que no podía rechazar – exclamaba
entre rezo y grito, en intento de excusa.
Y que
como todos, haría cualquier cosa por mantener.
¡Qué irónico!
Una
santa gimiendo guerra a quien se escondía bajo esos Levis.
Una puta
intentando enamorar.
¡Pero
qué tonta fue, y que loca se volvió!
Qué loca
se volvió cuando tuvo la necesidad de escribir por y para él.
Y ahí
sigue, sin follar, lamiendo heridas del pasado,
escribiéndole
a Dios sabe que payaso de circo.
Algo loca,
algo puta
y algo santa,
según tenga los recuerdos de
húmedos.
Todo por un polvo al mes.
Me encanta en tono que le das.
ResponderEliminarGracias, me alegro mucho de que te hayas pasado ¡y más aún que te haya gustado!
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